sábado, 4 de abril de 2020

Jarana


Parece ser que la vida nos ha dado una buena ostia de realidad y de consciencia, y no hemos sido capaces de verla venir. Dicen que una bofetada a tiempo es una victoria, y quiero creer que será así. Nos creimos inmortales, nos pensamos en infinito y nos mostramos inquebrantables ante los demás. Y como siempre, tiene que pasar algo indeseable para que nos acordemos de lo que tenemos.Nos paseamos por la vida con la licencia de quien sabe que va a vivir eternamente, o al menos, sabiendo que vamos a vivir mucho. Con el mando de control entre las manos, controlando situaciones y sentimientos a la par. Mostrando nuestra mejor versión en cualquier red social. Porque la mala nos la guardamos para nosotros mismos. Llevamos siempre por delante el "a ver si nos vemos", "a ver si tengo tiempo y te llamo", porque en nuestra agitada vida siempre el protagonista es el tiempo. Ese que parece que nunca hay o que cuesta tener.

El problema es que esta vez, no nos han quitado nada. Nos han dejado solos con nosotros mismos, algo a lo que no estamos muy acostumbrados. Nos toca escucharnos, nos toca pensar, nos toca mirarnos (por dentro y por fuera), nos toca respirar, descubrir que hacer con el tiempo que tenemos... Nos toca conocernos. Y hay tanto positivo en todo esto...

No echar de menos absolutamente nada que sea material. Sentirnos más humanos, vulnerables e indefensos que nunca. Ser conscientes del poder mágico que tienen las personas sobre nosotros, y lo que significa echar de menos con todas las letras. Comprender que la unica certeza es este instante, y todo lo demás, una posibilidad. Estar hartos de mirar una pantalla y querer mirar a los ojos de quien quieres. Entender que nunca sabrás cuando será la última vez. Abrazarnos, besarnos, disfrutarnos... Como si la vida se fuese a acabar mañana.Y quizás sea eso lo que quiere decirnos esta vez.Así que dejémonos de corazas inútiles, de miedos, de prejuicios, de inseguridades, de complejos, de no decir lo que sentimos por temor a, de no hacer algo por no atrevernos, de mirar por encima del hombro, de creernos intocables y de aparentar ser más de lo que somos. Atrevámonos a ser nosotros mismos. Sin escudos, sin mascaras, sin dobles caras, sin hipocresía barata. Porque al final, TODOS somos eso. Humanos que necesitan de los demás de un modo total y absoluto. Pura supervivencia. 



No hay comentarios:

Publicar un comentario