lunes, 16 de diciembre de 2013

Prohibido rendirse.

 
 
 
Hay gente que tienen como héroes a futbolistas, famosos y un sinfín de personajes que salen en la tele a diario. Para mí héroe no es una persona que marca 50 goles, ni gana millones de euros, para mí héroe es una persona que logra lo que quiere, que persigue su objetivo hasta conseguirlo por muchos obstáculos que se presenten en el camino. Héroe es aquel que lucha, sigue y lo consigue. Yo hace tiempo que encontré el mío.
Hace unos días una oersona me preguntó, ¿seguir o rendirse?
Sin duda la más fácil es la primera y no solo la más fácil sino la que más ronda nuestra cabeza. Y es que no vamos a negar que hay momentos en la vida en donde quisiéramos rendirnos de una vez por todas. En donde pareciera que por más esfuerzo que realicemos no vemos ningún cambio, en donde todo se pone en contra y es más fácil pensar que
seremos vencidos que en vencer. Tenemos que entender una cosa:
Podemos perder batallas, pero jamás una guerra. A veces pensamos que de esa no saldremos, vemos tan enorme el desierto que pensamos que moriremos en él. Creemos que esa batalla es la última, cuando en realidad lo nuestro no es una batalla, sino una guerra la cual aún no hemos perdido. No escojas rendirte, jamás rendirse será una opción, porque no somos de los que nos rendimos, sino de los que siguen luchando.
Cuando te rindes sencillamente estas colocándote en la posición del espectador, de aquellos que ven como otros lo consiguen, y yo me niego a pensar que seas uno de esos. No eres de esos que ven los toros desde la barrera, eres de los que arriesgan aún sabiendo que tienen más posibilidades de perder que de ganar, pero lo intentan siempre. Y esta estoy segura que la vas a ganar. Porque se mejor que nadie que puedes y que lo vas a conseguir, lo vamos a conseguir. 
Porque si me preguntas si seguir o rendirse, mi respuesta es que eres mi héroe.
...
 

Voy andando por un sendero. Dejo que mis pies me lleven.
Mis ojos se posan en los árboles, en los pájaros, en las piedras. En el horizonte se recorte la silueta de una ciudad. Agudizo la mirada para distinguirla bien. Siento que la ciudad me atrae.
Sin saber cómo, me doy cuenta de que en esta ciudad puedo encontrar todo lo que deseo. Todas mis metas, mis objetivos y mis logros. Mis ambiciones y mis sueños están en esta ciudad. Lo que quiero conseguir, lo que necesito, lo que más me gustaría ser, aquello a lo cual aspiro, o que intento, por lo que trabajo, lo que siempre ambicioné, aquello que sería el mayor de mis éxitos.
Me imagino que todo eso está en esa ciudad. Sin dudar, empiezo a caminar hacia ella. A poco de andar, el sendero se hace cuesta arriba. Me canso un poco, pero no me importa.
Sigo. Diviso una sombra negra, más adelante, en el camino. Al acercarme, veo que una enorme zanja me impide mi paso. Temo... dudo.
Me enoja que mi meta no pueda conseguirse fácilmente. De todas maneras decido saltar la zanja. Retrocedo, tomo impulso y salto... Consigo pasarla. Me repongo y sigo caminando.
Unos metros más adelante, aparece otra zanja. Vuelvo a tomar carrera y también la salto. Corro hacia la ciudad: el camino parece despejado. Me sorprende un abismo que detiene mi camino. Me detengo. Imposible saltarlo
Veo que a un costado hay maderas, clavos y herramientas. Me doy cuenta de que están allí para construir un puente. Nunca he sido hábil con mis manos... Pienso en renunciar. Miro la meta que deseo... y resisto.
Empiezo a construir el puente. Pasan horas, o días, o meses. El puente está hecho. Emocionado, lo cruzo. Y al llegar al otro lado... descubro el muro. Un gigantesco muro frío y húmedo rodea la ciudad de mis sueños...
Me siento abatido... Busco la manera de esquivarlo. No hay caso. Debo escalarlo. La ciudad está tan cerca... No dejaré que el muro impida mi paso.
Me propongo trepar. Descanso unos minutos y tomo aire... De pronto veo, a un costado del camino un niño que me mira como si me conociera. Me sonríe con complicidad.
Me recuerda a mí mismo... cuando era niño.
Quizás por eso, me animo a expresar en voz alta mi queja: -¿Por qué tantos obstáculos entre mi objetivo y yo?

El niño se encoge de hombros y me contesta: -¿Por qué me lo preguntas a mí?

Los obstáculos no estaban antes de que tú llegaras... Los obstáculos los trajiste tú.
 
 

Y rendirse no está en mi vocabulario,






 

ni en el tuyo.






 

 

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sábado, 14 de diciembre de 2013

Contradiccion, ¿es?

Cuando éramos pequeños nos hablaron de los sueños, de lo fácil que sería ser feliz si los persigues hasta alcanzarlos.Nos contaron que la palabra imposible no existe y que para los ingleses sí es posible.Nos trataron como niños cuando quisimos dejar de serlo y nos convirtieron en adultos cuando todavía nos sentíamos niños. Nos prohibieron meter los dedos en los enchufes pero nos obligaron a vivir enchufados.Nos obligaron a vaciar el plato porque hay niños que se mueren de hambre pero nos convencieron de que la belleza está en no comer. Nos emborracharon de historias para ahogarnos en la resaca del día después.Nos dijeron que los príncipes azules existen pero los escondieron debajo de las piedras.Nos enseñaron que sin amor no se puede vivir y que mejor solos que mal acompañados.Nos dieron coches rápidos pero nos obligaron a parar en cada semáforo.

Nos dejaron dormir hasta tarde para despertarnos a gritos. Nos convencieron de que la vida son dos días y que la muerte es una forma más de estar vivo.Nos rompieron la cara y lo justificaron diciendo que el tiempo cura todas las heridas. Nos enseñaron que todo pasa por algo y que lo que no pasa,también es por algo.Nos dieron cariño para quitárnoslo después.
Nos forzaron a dormir ocho horas pero al final nos quitaron horas de sueño.Nos preguntaron qué queríamos y no nos dieron nada.Nos enseñaron a andar y nos subieron a unos tacones.Admiraron nuestra belleza pero nos cubrieron de maquillaje.Nos vendieron la moto y nos estafaron a dos ruedas. Pintaron corazones y los tacharon con permanente. Nos hablaron del para siempre y añadieron un nunca.Nos aburrieron con historias sobre lo que podríamos ser y nunca seríamos.Nos construyeron alas para cortarlas más tarde.Escribieron mensajes y los llenaron de mentiras. Nos prometieron la luna, pero nos ocultaron parte.Nos olvidaron y nos obligaron a recordarles.

 

 

 

 

 

Eso sí, si no lo hacemos nosotros antes.