domingo, 16 de abril de 2017

Castillos en el aire


Cuando crees que estás en la cima, en la cresta de la ola, en el vértice más alto de la cúspide. Es ahí. En ese justo momento.  Cuando divisas todo cuanto tienes a tu alrededor, cuando te fijas en el más mínimo detalle, incluso minucioso. Es ahí cuando el aire roza tu cara y te importa un bledo estar despeinada, es más, te gusta. Sentir que puedes controlar todo lo que hay debajo de tus pies, mover las fichas a tu antojo. Jugar a imaginar lo inimaginable, una quimera llena de sorpresas inconcebibles. Escuchar el ruido de la vida, o disfrutar del silencio del ruido. Porque la vida nunca supo estar callada, en silencio. Siempre quiere ser la primera que levanta la mano, porque se sabe todas las lecciones. No es superdotada, es sabía. Ni tampoco inteligente, aunque siempre sea la más lista. Cuando crees que nada puede salir mal ahí arriba, es ahí, en ese momento. Cuando la vida te tira de la camiseta hacia atrás y te avisa. Las vistas desde arriba siempre son maravillosas, pero no lo son para siempre. Quizás eso que ves ahí a lo lejos, ese bosque lleno de árboles tan altos, mañana sean edificaciones. O esa playa de allí, desaparezca en cualquier temporal de inverno y arrase con todo. Sin ir más lejos, esas personas que van allí caminando juntos de la mano, tan cómplices, puede que mañana sean culpables. Así es, nadie dijo que la felicidad fuese un estado de ánimo ilimitado o inacabable. No estamos asegurados de nada, y vamos por la vida sacando pecho. El mismo que un día nos meten hacia dentro. Somos seres racionalmente irracionales, no estamos programados, ni estamos preparados para nada, ni para la muerte. No somos dueños de nada, más que de nosotros mismos. Un tópico. Hay tanta gente ahí afuera tan presa de sí misma y tan amarrada. El tiempo siempre está a nuestro favor,  siempre está ahí, dispuesto a que tu lo inviertas y hagas con el lo que te da la gana. Quizás seamos nosotros los que no siempre lleguemos a tiempo o nos adelantemos a la cita. Y así es, cuando crees que estás en la cima, en la cresta de la ola, en el vértice más alto de la cúspide. Es ahí. En ese justo momento.  Cuando la vida levanta la mano pidiendo la palabra y te da una lección que nunca jamás pensabas que aprenderías.  

"Que poco cuesta construir castillos en el aire y qué cara es su destrucción"